El Punto Ausente


En el principio existía la línea. Infinita, inmutable, luminosa. Se extendía en silencio desde la eternidad pasada hacia la futura, sin principio ni fin — como un aliento fuera del tiempo. Era la vida verdadera, la vida eterna. Sobre esa línea, suspendidos más allá de lo tangible, caminaban hombres y mujeres en armonía con el orden divino. Avanzaban por la parte superior de la línea, envueltos en una luz serena, en un Edén donde cada paso era comprensión, presencia, paz.

Pero la perfección de esa línea escondía un secreto.

En su trazado perfecto, había un punto que faltaba. Una ausencia diminuta, casi imperceptible — un vacío de tamaño infinitesimal, como diría un matemático: algo que no ocupa espacio, y sin embargo, está ahí. Una abertura.

Así, sin saberlo, hombres y mujeres, uno tras otro, tropiezan con ese punto. Y caen.

Caen por debajo de la línea.

Despiertan en la vida terrenal — un mundo fluido, inestable, cambiante. Las formas se distorsionan, la verdad se difumina, los referentes desaparecen. El ser humano olvida la línea y la luz que portaba. La memoria de lo eterno se disuelve en la niebla de la experiencia material.

En esta dimensión terrestre, el humano lucha. Cree que esta es la única vida. Busca seguridad, acumula, construye — a veces a costa de los demás. Grita, se angustia, se encierra en sí mismo. El sufrimiento lo envuelve, y el tiempo lo apremia.

Pero no todos se rinden.

Algunos, incluso sumergidos en el mundo líquido de la vida terrestre, no olvidan del todo lo que ya no saben. Algunos aman. Algunos cuidan. Algunos ayudan a sus compañeros a levantarse, a buscar, a seguir. Algunos miran hacia arriba, sin saber por qué, guiados por la luz.

Y un día, el punto reaparece.

El punto ausente vuelve — ya no como caída, sino como paso. Es la muerte, sí, pero no es un final. Es la grieta que permite regresar. La abertura sutil que conecta el mundo de abajo con el de arriba. Y entonces, si el corazón humano ha permanecido abierto, si el alma aún escucha, puede ascender.

Vuelve a emerger sobre la línea.

Y ya no es el mismo. Recuerda. Reconoce. Vuelve a estar en armonía con lo Divino, reconectado con el infinito del que vino. La vida retoma su curso eterno — esta vez, en plenitud. El ser se recompone en serenidad, en completitud, en verdad. Y el cuadro guarda silencio, pero lo dice todo.

TITLE:   

El Punto Ausente

SUPPORT:

Cotton canvas on frame

SIZE:

90 x 60 cm

TECHNIQUE:

Oil on canvas

DATE:

May 2025

SERIAL N.:

20250501

NOTES:

Tema de fantasía, realizado íntegramente con espátula.

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