Una rueda de queso, un pan aromático recién horneado del viejo horno de leña, una copa de vino tinto que recoge la luz del día. Y un pequeño petirrojo en vuelo, como un pensamiento ligero, venía a celebrar esta sagrada comunión diaria.
Esta era la auténtica felicidad que acompañaba a nuestros abuelos al regresar del campo o tras guiar a los animales por los senderos de los pastos de montaña.
Una felicidad hecha de poco, pero tan plena.
Afuera, el cielo podía estar cargado de lluvia, las nubes bajas se arrastraban entre los pastos alpinos, pero dentro de la cabaña ardía la llama del refugio, de la quietud, de la paz. El pastor, un hombre sencillo, no se atormentaba con preguntas sobre el mañana. Caminaba en el presente, con dignidad, afrontando cada imprevisto sin preocupaciones.
La preocupación es la enfermedad del hombre de ciudad, que corre sin descanso, tropieza con sus propios deseos y se queja de cada obstáculo en su camino hacia la ambición.
El pastor no. Vive en silencio y espera, ignora la razón profunda de los acontecimientos, pero sabe reconocer la belleza de los pequeños y sinceros regalos que la vida le ofrece. En la calidez de su cabaña, a la luz de un atardecer que tiñe el vino de rubí, agradece, en silencio, con el corazón, el pan, el queso y el suave vuelo de un petirrojo.

TITLE:
Himno a la Vida sencilla
SUPPORT:
Cotton canvas on frame
SIZE:
30 x 50 cm
TECHNIQUE:
Oil on canvas
DATE:
June 2025
SERIAL N.:
20250601
NOTES:
Tema de fantasía, realizado íntegramente con espátula.